CADA COSA QUE HAGAS INICIALA CON MUCHA FE
Hebreos 11:1 “La fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve”
Debemos tener la certeza de que este año será el mejor de nuestras vidas. Será un año donde la presencia de Dios nos acompañará, donde viviremos en salud, donde saldremos de deudas, donde veremos la provisión financiera de Dios, donde nuestra familia conocerá a Jesús y en Él nuestra boca se llenará de gozo, de risa. Dios nos sorprenderá y nos hará reír como nunca. No importa cuáles hayan sido nuestras circunstancias el año pasado, tenemos que empezar este año con fe y la fe hace confesiones conforme a la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios dice que con Cristo somos más que vencedores. Que vamos a ir de triunfo en triunfo, de gloria en gloria y de victoria en victoria, que como nuestros días serán nuestras fuerzas, que Dios pondrá nuestros enemigos por estrado de nuestros pies, que viviremos este año al abrigo del Altísimo y a la sombra de un Dios que es Omnipotente y que Dios cumplirá Su propósito en nosotros. Empezar el año en fe es confesar la Palabra y no nuestras circunstancias. Es ser positivo, optimista y no pesimista ni depresivo. Necesitamos poner nuestros ojos en Dios y no en nuestros problemas. Ellos son nada en manos de un Dios tan grande. Para Él, solucionar un problema nuestro es lo más fácil del mundo pero necesitamos tener fe. ¿Cómo podemos tener más fe este año? Escuchando la Palabra de Dios, haciendo nuestro devocional diario y buscando la presencia de Dios pues la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios. Inicia el año trazándose metas. Solo las moscas vuelan sin planificación.
Una meta es un sueño con fecha y determinación. Las metas traen el futuro a tu presente, te ayudan a tener dirección, confianza, seguridad, responsabilidad, respeto y mayores retos. Así como uno puede anotar en una lista lo que tiene que hacer cada día en orden de prioridad, de igual manera debemos
anotar lo que anhela nuestro corazón hacer este año. Cuando una persona no se traza metas desperdicia el tiempo y un día vamos a darle cuentas a Dios de
cómo hemos invertido nuestras horas, nuestros minutos y segundos. Haz que cada uno de tus días cuenten. Salmo 90:12 “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría" La vida misma es una mayordomía, en la que tú y yo somos administradores.
En Mateo 25 la parábola de los talentos nos enseña que no debemos perder el tiempo. El tiempo es un capital que Dios nos ha entregado y es para usarlo de manera productiva. ¿Cuántas horas perdemos frente a un computador o a cuánta gente podríamos estar ayudando o compartiéndole del amor de Jesús?
Las metas nos ayudan a establecer prioridades. Tener metas te lleva a conocerte mejor porque a la hora que priorizas, demuestras lo que consideras más importante. También las metas te empujan todos los días a obrar. Cuando uno no tiene metas se aburre, se deprime y vive egocéntricamente. Jesús, nuestro modelo y ejemplo, vino a la tierra con una meta que era la de salvar al ser humano muriendo por él en la cruz y predicar acerca del Reino de Dios. Hizo ambas cosas y no se distrajo sino que se enfocó en lo que vino a hacer. Este año enfócate en tus metas y no pares hasta conseguirlas. Inicia el año con agradecimiento aun que ya llevamos los dos primeros meses pero es joven todavía, Génesis 49:25 “¡Gracias al Dios de tu padre, que te ayuda! ¡Gracias al Todopoderoso, que te bendice! ¡Con bendiciones de lo alto!”
Si queremos ver maravillas este año debemos ser agradecidos con Dios desde el primer día. Y también darle gracias por lo que hizo en años anteriores. Si la oración te abre una puerta grande, el agradecimiento te mantiene dentro de la habitación. La Biblia dice que al que tiene, se le dará y Dios considera que tienes cuando agradeces. El agradecimiento es la memoria del amor y quien no agradece, piensa que se lo merece. Gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes y, por medio de nosotros, esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento" 2 Corintios 2:14
“Gracias a Dios” son 3 palabras que encierran el amor inmenso que un ser humano puede expresarle a su Dios.
Hoy y todos los días de tu vida comienza agradeciendo. Si la única oración que dijeras en tu vida fuera “Gracias” eso sería suficiente. Agradece a Dios por todo, quizá no tenemos todo lo que queremos pero tenemos lo que Dios sabe que necesitamos.
Cícero dijo: “Un corazón agradecido no solo es la mayor de todas las virtudes, sino que es la madre de todas las virtudes”.
Así que, dale las gracias a Dios porque estás vivo, la gratitud es una buena medida de tu salud espiritual, sabremos qué tan bien estás con Dios por la forma en la que tu vida agradece. Con el paso del tiempo me he dado cuenta que quien empieza su día agradeciendo, lo terminará completamente sorprendido. De nada vale centrarse en los problemas, cuando somos muy afortunados de tener a Dios de nuestro lado. Así que, agradece a Dios por la persona que eres, no te compares con otros porque tu verdadera riqueza es tu esencia. Agradece a Dios por tu familia, por todos los seres que amas y ves a diario. Agradecer va más allá de decir gracias, tiene que ir acompañado con una acción.
Hay acciones que dicen más que mil palabras. Tus acciones tienen que gritar más fuerte que tus palabras.
¡Gracias Dios! Porque no me merezco todo lo que me das, gracias por tu misericordia que es nueva cada mañana, gracias porque a pesar de ser infiel tu siempre eres fiel. Reemplaza todos tus lamentos con palabras de gratitud….pronúncialo: G R A C I A S.
"Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a
Cristo Jesús" (1 Tesalonicenses 5:18 NTV)
Las gracias anticipadas a Dios son llaves que abren los cielos delante de ti. Es un perfume de confianza en Dios, que nos prepara para recibir cosas mayores a las que ya hemos recibido. Si pasamos nuestro tiempo dándole gracias a Dios por las cosas buenas, no nos quedará tiempo para llorar por las malas.La gratitud abre puertas que la ingratitud cierra. El ser agradecido te mantendrá en el círculo del favor de Dios. Pues para Él nuestro agradecimiento tiene un valor incalculable, quien agradece siempre encontrará más motivos para dar gracias.
Millones de motivos por agradecer, comencemos ahora mismo.